abril 25, 2018

"Contribución al conocimiento de los juegos en el antiguo Perú"


Fuente:
Peruanidad / órgano antológico del pensamiento nacional
Lima : Ministerio de Gobierno : Dirección de propaganda e informaciones, Vol. II, set-oct. 1942, N° 10, pp. 831-837


Contribución al conocimiento de los juegos en el antiguo Perú
Emilia Romero


CF. el trabajo de la misma autora: Juegos del antiguo Perú: contribución a una historia del juego en el Perú
[México DF : Ediciones Llama, 1943, 40 p.]


El presente trabajo tiende meramente a catalogar algunos de los juegos que practicaban los antiguos peruanos, y sobre los cuales hay referencias históricas y tradicionales. Presentamos aquí los mejor conocidos y difundidos en el país.


Wayru

Bertonio lo describe así: “Huayrusitha, Piscasitha, jugar con unas piedrecillas, adelantándolas en sus hoyitos, según los puntos de una manera dé dado grande; en uno de estos juegos, van adelantando las piedras alrededor o en círculo, en otros dan vuelta como río” (1). Morúa dice: “Jugaban estos indios con un solo dado que llaman Pichca, de cinco puntos por un lado, uno por otro, dos por otro y por otro tres, y el otro lado cuatro y la punta con una cruz que vale cinco, y el suelo del dado veinte y así juegan hoy en día; y esto lo usan así los indios como las indias aunque fuera de conejos, que ellos llaman cuye», no juegan cosas de plata” (2).  Cobo dice: “el llamado Pichca era como de dados; jugábanlo con un solo dado de cinco puntos que no tenía mayor suerte” (3).  Frase que como se ve ha sido copiada de Gómara y nos prueba que él no vio a los indios practicar este juego.

Amaga refiere que durante el Pakarikuk, o sea el velorio de los difuntos que duraba cinco días, solían los indios jugar este juego y después se dirigían a un río a lavar la ropa del muerto (4). En la descripción del Wayru que aparece en los documentos de Odriozola a que- hemos aludido anteriormente, también se dice que lo jugaban durante el duelo de los entierros de los indios, pero “aun siendo este juego propio de ellos; lo acostumbran muy poco y por lo regular sólo cuando empiezan a beber” (5). Con relación a esta costumbre vemos que hoy en la región de Ancash, llaman Pitchkakuy a la ceremonia de velar al difunto, llevar luego sus ropas a lavar y distribuirlas enseguida entre los deudos del muerto(6).

Esto indicaría que el Wayru era sólo un juego ceremonial y así lo creen Tschudi (7) y Karsten que en nuestros días ha estudiado la supervivencia de este juego entre los indios salvajes del Oriente; pero según hemos visto, Morúa le da un sentido muy diferente. Nos dice con claridad que por medio del dado, jugaban los indios sus animales. Cobo, a su vez, sostiene que los indios jugaban “más por entretenimiento que por codicia de ganancia si bien a veces iba algún precio, como eran mantas, ganados y otras cosas; mas esto era en poca cantidad y sin picarse mucho al juego” (18). En otra parte, el mismo Cobo nos refiere que fue el Inca Túpac Yupanqui quien lo llamó Wayru, en homenaje al nombre de una de sus esposas predilectas, la cual presenciaba una partida de este juego en Yucay y recibió la joya que el Inca ganó al salir vencedor “ y desde este juego mandó el Inca que el número uno se llamase Guayro en toda la tierra en memoria de la suerte y ganancia que con él hizo en nombre de esta señora...” (9).

Veamos ahora cómo otros describen el dado. El padre González Holguín en su Vocabulario quechua se expresa así: “Pichcana, un palo seizabado con que juegan”(10) Bertonio dice que el dado o Pichca es de madera (11) y Morúa explica: “la pisca es como una perinola, aunque no anda, antes arrojan y descubre el punto, como a la taba o dados” (12).

Lo que extraña de este juego es que, si tanta importancia le daban los indios, según se desprenda de lo anterior, no lo hayan representado en los ceramios Que tan valiosa documentación presentan para las demás costumbres aborígenes. Tampoco sabemos que se haya encontrado el dado en las tumbas precolombinas. Karsten recogió entre los indios Canelos del río Bobonaza un dado de hueso que creyó de llama usado para este juego, que conserva el nombre de Wayru, y asegura oue el dado está muy gastado y evidentemente es muy antiguo (13); pero Nordenskiold impugna esta afirmación, probando que el dado hallado por Karsten es de hueso de vaca (14). Parece también que Rivet encontró en la misma región un dado semejante hecho igualmente- de hueso de vaca. Boman afirma haber hallado en las sepulturas indígenas astrágalos de llama aislados, sugiriendo la posibilidad de que se relacionen con la taba y esto ha influido sin duda en la afirmación de Karsten (15).        

Lo que sí está fuera de duda es que en la actualidad el Wayru aún se juega entre los indígenas de diversas regiones. Y creemos que de haberse practicado e» la época precolombina debió haber sido no’ sólo como juego ceremonial sino también de azar, por muy poco dados al juego que hayan sido los indios y por muy estricta que fuese la reglamentación inkaica.


Halankolasitha o Halankolatha

Según Bertonio “es un juego que se parece algo al de las tablas y van adelantando las casas con estas palabras, Halan cola. A su traza llaman Aucattana y al dedo de madera que usan, Pisca. Y a los agujeros u hoyitos del juego les dicen Halancola (16).


Hunkusitha

Según el mismo Bertonio es “jugar como a la taba con un dado grande de madera, adelantando unas piedrecitas en sus casas u hoyos, lo mismo que el halancolatha (17).


Chunkara

Cobo describe este juego que tal vez sea al que alude Garcilaso, como hemos visto anteriormente: “El Chuncara era otro juego de cinco hoyos pequeños cavados en alguna piedra llana o en tabla: jugábanlo con frijoles de varios colores, echando el dado y como caía la suerte los mudaban por sus casas hasta llegar al término: la primera casa valía diez y las otras iban creciendo un denario hasta la quinta, que valía cincuenta (18).


Takanako
Cobo dice: “el Tacanaco era otra suerte de juego con el mismo dado y frijoles de varios colores como el juego de tablas” (19). Podría ser que correspondiese al que en aimara Bertonio llama Halankolatha


Apaytalla

Cobo se limita a citarlo y Murúa lo describe con más detalles. Según él, fue inventado por la koya Anawarke, esposa da Pachakutek, y era así: “es un género de frijoles redondos de diversos géneros y nombres e hizo en el suelo con la cabecera alta de donde sueltan los tales frijoles y el que de ellos pasa adelante y hace ruido, más gana a los otros; está con sus rayas y arcos a manera de surcos y tienen sus nombres particulares. Jugaban así este juego como actos muy ordinarios, que estos indios llaman Pisca, con su tabla y agujeros donde iban pasando los tantos” (20).

En la cerámica Muchik encontramos algunas representaciones en las que creemos ver la reproducción de este juego. Comparando la descripción de Morúa con la fig. 1, notamos una gran semejanza y esto nos induce a emitir la hipótesis de que se reproduce allí una escena de este juego. De ser efectiva probaría que el juego no pudo ser inventado por la koya Anawarke, sino que se conocía desde tiempos anteriores, dado que la cerámica Muchik es anterior al período de los inkas.


Aukay

Descrito por Morúa en esta forma: “era una tabla con frijoles de diversos colores y dificultoso de jugar; echan también la pisca como queda dicho, el cual es un juego muy gustoso” (21).


Kumisitha o Kumisiña

Dice Bertonio que era un juego parecido al de la oca aunque en muchas cosas difiere, pero agrega en otro lado que los indios llamaban también así al juego español del Alquerque y al Ajedrez “porque los indios no distinguen los juegos, sino miran al modo” (22).

Y ahora, si buscamos una descripción española del Alquerque o Tres en Raya la encontramos así: “Juego de muchachos que se juega con unas piedrecitas o tantos, colocados en cuadro, dividido en otros cuatro, con las líneas tiradas de un lado a otro por el centro, y añadidas las diagonales de un ángulo a otro. El fin de este juego consiste en colocar en cualquiera de las líneas rectas los tres tantos propios y el arte del juego es impedir que esto se logre, interpolando los tantos contrarios ((23).

Sería interesante estudiar la influencia que este juego traído por los españoles a raíz de la conquista, tuvo sobre los indígenas y al mismo tiempo llegar a establecer a cuál de los anteriormente citados corresponde el Tsouka, Chukaray, Chunkanti o Shuko, jugado en la actualidad entre los indios que forman las diversas tribus del Oriente Amazónico y que describen Nordenskiold y Karsten (24).

Por otro lado, Nordenskiold sostiene que este último juego, el Tsouka, corresponde al Chunkara descrito por Cobo y que ciertos artefactos indígenas, de madera y de piedra encontrados en las tumbas, los cuales tienen una forma plana con ciertas cavidades regulares abiertas en ellos, debían servir para aquel juego (25). Otros opinan que dichos artefactos servían de contadores o aún de trofeo de guerra, de modo que la afirmación de Nordenskiold sólo se puede admitir como hipótesis hasta que el punto se haya dilucidado por completo.

Fuera de estos juegos que tienen entre sí cierto parentesco y que habría necesidad de estudiar detenidamente a fin de encontrar la correspondencia exacta entre los nombres quechua y aimará, encontramos el siguiente que, a nuestro parecer, tiene también sentido ceremonial.


Chawasiña

Bertonio escribe: “juego bárbaro en que se sacuden unos a otros los mozos divididos en bandos y se lastiman muy bien, y en cada pueblo tienen día señalado para esto” (26). Usaban en él una soga de nervios que tenía el mismo nombre del juego.

Con relación a este juego que bien pudo no serlo, sino más bien una ceremonia ritual, encontramos una descripción dada a mediados del siglo XIX por un misionero que estuvo en las Guayanas y presenció una danza arawak, llamada Maquarri: “Los jóvenes y muchachos fantásticamente adornados, se colocaron en dos filas paralelas, unos frente a otros, llevando cada uno en la mano derecha el Maquarri del cual la danza recibe su nombre. El Maquarri es un látigo de más de tres pies de largo, capaz de producir un golpe doloroso, como puede verse por la forma como les sangran las piernas. Sacuden esos látigos en sus manos a medida que bailan, lanzando gritos alternados que se asemejan a la nota de cierto pájaro que a menudo se oye en la selva. A cierta distancia de los bailarines Se veían parejas de hombres azotándose unos a otros en la pierna. El hombre a quien le tocaba recibir el golpe se mantenía firmemente en una pierna, avanzando la otra; mientras su adversario, deteniéndose, calculaba cuidadosamente la dirección y saltando del suelo para añadir fuerza a su golpe, causaba a su adversario una herida dolo- rosa. Este último no daba ningún signo de haber sido herido, salvo una sonrisa desdeñosa, aunque podía haberle hecho brotar sangre el latigazo que, después de una corta danza, era devuelto con igual fuerza”... (27).


Simpasitha

Entre los jóvenes enamorados se usaba el juego de Simpasitha que Bertonio describe así: “es jugar los mozos y mozas con un cordel que revuelven en los dedos para adivinar si su enamorado la quiere o no. Es como juego de pasa pasa, eso mismo hacen con unos huesecitos que sacan de la cabeza del cuy y los echan en un vaso de chicha y si el uno va tras el otro dicen que se quieren”. Es embuste del demonio, concluye desolado el celoso jesuíta (28).


Puma

Había también otro juego llamado Puma, citado por Cobo y en los vocabularios de González Holguín y Torres Rubio, pero ninguno de ellos da la menor indicación en cuanto a la forma de jugarlo.
Entre los juegos de habilidad física y los infantiles queda aún, más que en los anteriores, la duda acerca de su antigüedad, porque Bertonio que es quien los describe en 1612, no hace la distinción de si fueron o no introducidos por los españoles. Por lo demás, son tan sencillos que bien pudieron haberlos ejecutado los ir-dios sin necesidad de verlos practicar.


Pekositha

No se encuentra en los huacos ninguna representación de la pelota o pekositha y tampoco restos de ella en las tumbas de los aborígenes, pero dos de los cronistas nos hacen sospechar que quizá la jugasen antiguamente. En México y Centro América nos aseguran los arqueólogos que han encontrado señales de que se jugaba el tlaxtli, principalmente entre los mayas del Segundo Imperio, y Nordenskiold que ha estudiado la correspondencia de los elementos culturales entre América del Norte y del Sur, sostiene que el hockey se practicaba entre los indios de los EE. UU. y también entre los del Chaco, en Bolivia, y dice que los Chiriguanos al igual que los Algonkinos jugaban con raquetas (29). En el Perú no se ha encontrado hasta el momento algo remotamente parecido, pero Cabello Balboa nos refiere que Mayta Kapak se hallaba en Korikancha con Apak Konde Mayta y Takachgay, sus primos, y con otros jóvenes de su misma edad jugando un juego de pelota llamado Kuchu, en momentos en que llegaron diez indios con el propósito de atacarlo. Mayta Kapak adivinó la mala intención de los recién llegados y les lanzó la bola con tal fuerza que de un golpe mató a dos (30). Sarmiento de Gamboa por su parte, relata el mismo incidente en forma más sencilla (31)

Sorprende que nadie haga la menor alusión a la pelota en relación a los tiempos posteriores.
Bertonio sin entrar en mayores detalles dice que jugar a la pelota se decía Pocositha y que la pelota, llamada peco papa auqui,era de lana revuelta con mucho hilo. También da diversos términos para el juego de la pelota. Dice que arrojar la pelota se decía Haccotatha y arrojarla hacia arriba Halutatha, Thocutatha (32). González Holguín llama a la pelota papa auqui y jugar a la pelota papa auquicta pucilachiri o papa auqui huan pocllanni. Lanzar la pelota se decía lluspichini y hacerla rebotar lluspircucta cutichini (33). El término papa auki ha desaparecido en la actualidad, pero subsistió por lo menos hasta 1754, época en que según vemos en la edición de ese año del Vocabulario de Torres Rubio, ya se consideraba anticuado (34).

La variedad de términos relacionados con la pelota indicaría que en el caso de haber sido introducida por los españoles, lo fue desde los primeros días de la Conquista.


Hankutatha o Hankutasitha

Los muchachos indígenas parece que tenían entre sus juegos la costumbre de correr asidos el uno detrás del otro, en la misma forma en que lo hacen en todas partes los niños, pero aquí imitaban la forma de la serpiente. Bertonio describe así esta manera de jugar: “Jugar los muchachos asiéndose unos a otros del vestido y corriendo a vuelta de culebra” (35).

Quizá al correr en esta forma los muchachos intentaban imitar la danza de la serpiente que los grandes efectuaban y que nos describen algunos cronistas.


Kiraapasitha

Este juego lo describe Bertonio en esta forma: “jugar los muchachos llevándose unos a otros, sentándose sobre el cuello y colgando los pies, los pechos abaxo del otro” (36). En la actualidad llevar así a un niño en las espaldas se dice “llevar a pache”.              ,


Kuumpikipatha o Kellikipatha

Asimismo practicaban un juego que aún se usa entre nosotros, el cual consiste en poner la cabeza en el suelo, levantando  los pies en el aire y dar un volatín. Bertonio lo describe en esta forma: “boltear los muchachos poniendo la cabeza en el suelo y los pies en el aire” (37).


Thokuhokatha o Thokunokasitha

El salto largo de nuestras lides deportivas, podría también haber sido practicado por los indígenas. Bertonio nos dice: “era jugar a quien salta más, rayando o señalando qué tanto salta cada uno” (38).


Kapanokatha o Killutha kellunokatha

En cuanto a este juego sólo nos dice Bertonio que “era jugar los muchachos dando vuelta con la cabeza” (39). Ignoramos en qué consistía la habilidad de este juego.


Kawisitha o Kawisiña

Este juego lo nombra Bertonio sin describirlo y sólo dice que era jugar a las argollas (49). Podría tal vez tener relación este juego con el “ring-and-pin game” que Nordenskiold afirma haber encontrado en Norte América y que el jesuita Sánchez Labrador encontró en el Paraguay y describe así: “Hacen cincuenta y seis o sesenta argollitas de la corteza dura de una especie de calabaza amarga. Por medio de todas pasan un hilo largo de una vara. La una punta está atada a la última argollita, y la otra a un palito pulido de: casi tres cuartas. Dejan caer todas las argollitas, que estribando unas en otras, están bien juntas. Después las despiden al aire enderezando al mismo tiempo la punta del palito a la primera. No sueltan el palito y la habilidad consiste en ensartarlas todas al aire, y el que lo logra, gana.  “Juéganle muchos en rueda, porque ensarte o no las argollas, la destreza se prueba una vez sola, y después espera que concluyan los demás de la rueda” ((41).


T'inkat'Asitha

Dice Bertonio que es jugar a los papirotes, pero no da ninguna explicación (42). En quechua se decía a los papirotes t’ inkani y dar muchos t’ inkapayni (43).


Kala liwi

Parece que los muchachos tenían un juego a imitación del Liwi que los indios usaban en sus guerras. El nombre de Kala Liwi lo da Bertonio a continuación de Yauri Liwi que nos dice, servía para matar pájaros (44) y kauñusitha o Kauñusiña es jugar con el Liwi. Este era “un cordel de tres ramales con unas bolillas al cabo” y una variedad de él, el T’eketa liwi, era de cuero y los extremos de piedra. No sabemos si el usado por los niños en sus juegos tenía semejanza con éstos, o si lo usaban para matar ellos a los pájaros.

(De la revista “Chaski”)



1.    Vocabulario de la Lengua Aimará, T. 11, pág. 157.
2.    Historia de los Incas Reyes del Perú, T. 11, pág. 177.
3.    Historia del Nuevo Mundo, T. IV, pág. 228.
4.    La Extirpación de las idolatrías en el Perú, pág. 60 (Col. Urteaga-Romero, 2a. serie T. 1). Reproducido por el arzobispo de Villagómez en Exortaciones e instrucciones acerca de las idolatrías de las Indias, cap. XLVI, pág. 171. Col. Urteaga Romero, T. XII.
5.    Duelo de los entierros de los indios, en Documentos literarios de Odriozola, T. IV, pág. 315-316.
6.    Dato proporcionado por el Doctor Abdón Pajuelo, nativo de Huaraz.
7.    Historia de la Civilización y Lingüística del Perú Antiguo, T. 11, pág. 232, Col. Urt.—Rom. T. X.
8.    Historia del Nuevo Mundo, T. IV, pág. 228.
9.    Historia, T. III, pág. 174.
10.  Vocabulario Quechua (1608), parte I, pág. 281.
11.  Ob. Cit. T. 11, pág. 270, y p. 163.
12.  Ob. cit., T. 1, pág. 95.
13.  Ob cit., págs. 7-8 y 14.
14.  Huayra game, Journal de la Societé des Américanistes, T. XXII, Fasc. I, p. 211-213.
15.  Antiquités de la región Andine, T. I, p. 361 - Nota I.
16.  Ob cit., T. I, pág. 273 y T. II, pág. 110.
17.  Ob cit., T. II, pág. 163.
18.  Ob cit., T. IV, pág. 228.
19.  Ob cit.,   T. IV, pág. 228.
20.  Ob cit.,  pág. 95.
21.  Ob cit., pág. 95.
22.  Ob. cit., T. II, pág. 59 y T. I, pág. 40.
23.  Diccionario Enciclopédico Espasa, T. 49, pág. 905.
24.  Nordenskiold, Spiele und Spielesachen im Gran Chaco, etc., págs. 428-429 y Karsten, ob. cit., págs. 34-38.
25.  Spieltische sus Perú und Ecuador, Zeitschrift für Ethnologie, 1918. Heft. 2 y 3, pág. 166-171.
26.  Ob. cit., T. II, pág. 68.
27.  Brett, W. H. The Indian tribes of Guiana, their condition and habits, Londres, 1868, p. 154-157.
28.  Ob. cit., T. II, pág. 317.
29.  Origin of the Indian Civilizations in South America. Goteborg, 1931, pág. 90 y Spiele und Spielsachen im  Gran Chaco, etc., pág. 431-432.
30.  Historia del Perú bajo la dominación de los Incas, pág.    16.
31.  Gieschichte der Inkareichs, pág. 46.
32.  Ob. cit., T. I, pág. 358.
33.  Ob. cit., parte I, pág. 219 y parte II pág. 257.
34.  Arte y Vocabulario de la lengua quichua general de los indios del Perú (Ed. de 1754). Ver la explicación de las palabras que llevan un asterisco.
35.  Ob. cit., T. I, pág. 274.
36.  Ob. cit., T. II, pág. 198 y T. I, pág. 274.
37.  Ob cit., T. II, pág. 62.
38.  Ob cit., T. II pág. 359 y         T. I, 274.
39.  Ob cit., T. I, pág. 274 y         T. II, pág. 46.
40.  Ob cit., T. I, pág. 274 y         T. 119, pág. 38.
41.  El Paraguay Católico, Vol. II, pág. 11 en: Nordenskiold, Origin of the Indian Civilization in South America, pág. 91.
42.  Ob. cit., T. I., pág. 274 y T. II, pág. 249.
43.  González Holguín, ob. cit., parte II, pág. 197.
44.  Ob. cit., T. II, pág. 195. 





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Enlaces

Canciones infantiles peruanas
Canciones, juegos infantiles, pedagogía musical [bibliografía]
Diez juegos del ayer que disfrutaste en tu infancia
Museo del juguete en Trujillo